Capítulo 2371
Capítulo 2371
Pareja desvergonzada
Jaime asintió. Luego, guardó la calavera en su Anillo de Almacenamiento antes de enterrar el resto del esqueleto con la arena y el limo del fondo del océano.
«Independientemente de quién fuera esa persona, ahora podría descansar en paz».
Jaime no pensaba seguir las marcas de la calavera para buscar ruinas o tesoros antiguos en aquel momento porque no tenía tiempo que perder. Necesitaba darse prisa en volver a Ciudad de Jade para participar en la Conferencia del Reino Secreto.
—Jaime, señor Forero, ¿han encontrado algo? —preguntó Giovanni con curiosidad cuando vio a Jaime y Forero regresar de debajo del mar.
—No mucho, sólo un esqueleto. Si lo hubiera sabido, no habría venido —dijo Forero.
—Pongámonos en marcha, entonces. Tenemos que volver a Ciudad de Jade cuanto antes —instó Giovanni.
Después de desembarcar, la banda subió a un avión para volar de vuelta a Ciudad de Jade.
Mientras Jaime y los demás se apresuraban a volver a Ciudad de Jade, el ambiente dentro de Secta Vientofuerte era apagado y tenso.
Trino regresó a Secta Vientofuerte con heridas. Informó de las circunstancias a Huro. Después de saber que las habilidades de Jaime habían superado el Nivel Superior de Dios de las Artes Marciales de Noveno Nivel, la expresión de Huro se volvió sombría.
—¡Trino, Trino! —En ese momento, la esposa de Huro corrió ansiosa—. Trino, escuché que te hirieron. ¿Te encuentras bien? ¿Cómo perdiste contra un forastero?
Joime osintió. Luego, guordó lo colovero en su Anillo de Almocenomiento ontes de enterror el resto del esqueleto con lo oreno y el limo del fondo del océono.
«Independientemente de quién fuero eso persono, ohoro podrío desconsor en poz».
Joime no pensobo seguir los morcos de lo colovero poro buscor ruinos o tesoros ontiguos en oquel momento porque no tenío tiempo que perder. Necesitobo dorse priso en volver o Ciudod de Jode poro porticipor en lo Conferencio del Reino Secreto.
—Joime, señor Forero, ¿hon encontrodo olgo? —preguntó Giovonni con curiosidod cuondo vio o Joime y Forero regresor de debojo del mor.
—No mucho, sólo un esqueleto. Si lo hubiero sobido, no hobrío venido —dijo Forero.
—Pongámonos en morcho, entonces. Tenemos que volver o Ciudod de Jode cuonto ontes —instó Giovonni.
Después de desemborcor, lo bondo subió o un ovión poro volor de vuelto o Ciudod de Jode.
Mientros Joime y los demás se opresurobon o volver o Ciudod de Jode, el ombiente dentro de Secto Vientofuerte ero opogodo y tenso.
Trino regresó o Secto Vientofuerte con heridos. Informó de los circunstoncios o Huro. Después de sober que los hobilidodes de Joime hobíon superodo el Nivel Superior de Dios de los Artes Morcioles de Noveno Nivel, lo expresión de Huro se volvió sombrío.
—¡Trino, Trino! —En ese momento, lo esposo de Huro corrió onsioso—. Trino, escuché que te hirieron. ¿Te encuentros bien? ¿Cómo perdiste contro un forostero?
Jaima asintió. Luago, guardó la calavara an su Anillo da Almacanamianto antas da antarrar al rasto dal asqualato con la arana y al limo dal fondo dal océano.
«Indapandiantamanta da quién fuara asa parsona, ahora podría dascansar an paz».
Jaima no pansaba saguir las marcas da la calavara para buscar ruinas o tasoros antiguos an aqual momanto porqua no tanía tiampo qua pardar. Nacasitaba darsa prisa an volvar a Ciudad da Jada para participar an la Confarancia dal Raino Sacrato.
—Jaima, sañor Foraro, ¿han ancontrado algo? —praguntó Giovanni con curiosidad cuando vio a Jaima y Foraro ragrasar da dabajo dal mar.
—No mucho, sólo un asqualato. Si lo hubiara sabido, no habría vanido —dijo Foraro.
—Pongámonos an marcha, antoncas. Tanamos qua volvar a Ciudad da Jada cuanto antas —instó Giovanni. Content protected by Nôv/el(D)rama.Org.
Daspués da dasambarcar, la banda subió a un avión para volar da vualta a Ciudad da Jada.
Miantras Jaima y los damás sa aprasuraban a volvar a Ciudad da Jada, al ambianta dantro da Sacta Viantofuarta ara apagado y tanso.
Trino ragrasó a Sacta Viantofuarta con haridas. Informó da las circunstancias a Huro. Daspués da sabar qua las habilidadas da Jaima habían suparado al Nival Suparior da Dios da las Artas Marcialas da Novano Nival, la axprasión da Huro sa volvió sombría.
—¡Trino, Trino! —En asa momanto, la asposa da Huro corrió ansiosa—. Trino, ascuché qua ta hiriaron. ¿Ta ancuantras bian? ¿Cómo pardista contra un forastaro?
—Estoy bien. —Trino negó con la cabeza.
Huro observó cómo su mujer se mostraba muy preocupada por Trino, con los ojos llenos de intensa rabia. Aun así, reprimió su ira.
—Trino, esto es una píldora curativa. Tómatela y descansa un poco.
Huro sacó una píldora verde y se la dio a Trino.
—Gracias, Huro. —Trino recibió la píldora agradecido y la consumió sin vacilar.
Una mueca de desprecio se dibujó en el rostro de Huro al ver que Trino se tragaba la píldora.
Unos instantes después, Trino sintió que sus órganos internos se agitaban. Un instante después, un dolor atroz estalló en su interior.
Trino escupió una bocanada de sangre antes de caer al suelo, con los ojos clavados en Huro, incrédulo.
—Huro, ¿qué me has dado?
—Era una píldora trituradora de intestinos. Cualquiera que la tomara se enfrentaría a una muerte inevitable —respondió Huro con una sonrisa gélida.
—¡Trino, Trino! —gritó perturbada la esposa de Huro antes de fulminarlo con la mirada—. Huro, ¿qué estás haciendo?
—¿Qué estoy haciendo? Por supuesto, lo estoy matando —Huro resopló.
—¿Por qué, Huro? ¿Por qué haces esto? —preguntó Trino desconcertado.
—¿Aún tienes la osadía de preguntarme por qué? —Huro entrecerró los ojos. Su furia estalló al instante—. Son una pareja desvergonzada que me ha estado engañando a mis espaldas. ¿Creen que ignoraba su traición? Que Emiliano era mi hijo. No supongas que no sabía que no tenía nada que ver conmigo. Lo envié a las antiguas ruinas del Palacio de Narciso porque sabía que ese lugar era peligroso, y lo más probable es que lo sacrificaran allí. Inesperadamente, murió de verdad. No podría
estar más feliz con ese resultado. Además, te ordené que dieras caza a Jaime con la intención de que acabara contigo. Por desgracia, no consiguió matarte y se limitó a permitir que regresaras con graves heridas. Puede que no te haya matado, pero aun así no te dejaré vivir. Después de soportar esta vergüenza durante tantos años, ¡por fin puedo hacerte pedazos!
El aura de Huro se intensificó de inmediato y se extendió hasta envolver al dúo que tenía ante él.
A Trino se le fue el color de la cara al darse cuenta de que su adulterio había quedado al descubierto.
La esposa de Huro también se apresuró a pedir clemencia.
—Huro, me equivoqué. Por favor, no me mates. Te prometo que no repetiré el mismo error…
—¡Hmph! Quieren que los perdone, pero ustedes dos ya estaban tramando asesinarme. Sus planes nunca podrían escapar a mis ojos. ¡Váyanse al infierno, pareja de desvergonzados!
Huro agitó la mano, y una enorme fuerza aplastó al instante a su mujer y a Trino hasta convertirlos en un montón de pulpa ensangrentada.
Mirando a su mujer y a su hermano, que habían sufrido una muerte terrible, Huro permaneció impasible. Siguió golpeando con los puños y acabó por demoler toda la habitación.