Despidiéndose de mi amor

Capítulo 230



Capítulo 0230 

Al mediodía del día siguiente, Julio se despertó con un dolor de cabeza muy intenso. Instintivamente miró a su lado, pero Silvia no estaba alli. Se levantó de inmediato, muy apresurado apartando las mantas. 

En el piso de abajo, Silvia estaba trabajando diligentemente en la modificación de una nueva composición. Al levantar la vista, vio a Julio justo con su torso musculoso y desnudo, y más abajo, con los pantalones de traje algo arrugados. Aún tenía cierto sueño en los ojos. 

Parecía que últimamente él había dejado de preocuparse por su apariencia. Antes, ella nunca había visto ni siquiera sus brazos descubiertos. Ahora, parecía que tenía una especie de hábito 

de total exhibicionismo. 

Silvia apartó de inmediato la vista. 

Al verla allí, Julio se apresuró tranquilo a regresar a la habitación para ducharse y cambiarse de ropa. Después de la noche anterior, habiendo bebido tanto y con Silvia vomitándole encima, se sentía bastante incómodo por todas partes. 

Media hora después, Julio salió del baño y fue directo a su teléfono. Al revisarlo 

detenidamente, vio justo varias llamadas perdidas de Adrian. Devolvió la llamada de inmediato: 

-¿Qué sucede? 

-Señor, el hacker de la última vez transfirió siete mil millones. 

El rostro de Julio se oscureció al instante. 

-¿Han rastreado la dirección? 

Adrian dudó por un momento antes de responder. 

-Sí, la encontramos, pero… 

-Pero ¿qué? 

-Está en las Quintas del Arroyo. 

No hacía falta decirlo, era precisamente una dirección de señuelo. Julio se rió con ironía, lleno de ira 

-Parece que nuestro departamento de tecnología necesita de inmediato una renovación. 

No había denunciado el robo a la policía porque quería atrapar al responsable personalmente. Quien se atreviera a robar sus cosas, enfrentaria consecuencias mucho más severas que solo ir a la cárcel. Pero en ningún momento no esperaba que, al final, su plan beneficiara al ladrón. 

-No importa cómo lo hagas, jencuentra a esa persona en tres días! 

+15 BONUS 

Adrian comprendió con rapidez el mensaje de Julio. 

-Entendido. Text content © NôvelDrama.Org.

Conociendo las Quintas del Arroyo, Julio se sentía aún cada vez más intrigado, por quién podría estar detrás de todo esto. 

En el jardín de infantes, Oscar estornudó por un momento y se sintió algo somnoliento. De repente, su mirada se fijó en la ventana. Dos figuras familiares aparecieron allí: una era la directora del jardin de infantes, y la otra, para su gran sorpresa, era David. David, el gran villano, incluso le sonrió a Oscar, era una amplia sonrisa llena de grandes significados ocultos. 

Alarmado, Oscar rápidamente usó su reloj con teléfono para llamar en ese instante a Viviana. 

En la empresa, el padre de Viviana le estaba regañando duramente. 

-¿Quién te dio permiso para decirle al señor Nápoles que no te casarías? 

Hacía unos cuantos días, David había le pedido a Viviana que llevara al niño a verlo, pero Viviana decidió mejor llamar directamente al anciano señor Nápoles y decirle que no estaba interesada realmente en su nieto. No esperaba que su padre se enterara de esto tan pronto. 

El teléfono sono, Viviana estaba a punto de contestar, pero su padre la interrumpió con un fuerte grito: 

-¡Apaga el teléfono! 

Viviana no tuvo más remedio que obedecer y apagarlo. 

El rostro del padre de Viviana estaba enrojecido por la furia: 

-La familia Nápoles es muy rica y poderosa, y David es bastante guapo, además de haber estudiado derecho. ¿Cómo es que no es digno de ti? 

Viviana, muy sorprendida, no esperaba que David hubiera estudiado derecho. 

-Si estudió derecho, debería saber muy bien que el matrimonio es una decisión libre. 

El padre de Viviana levantó la mano con rabia, dispuesto a golpearla. Viviana encogió instintivamente la cabeza, y su padre, sintiendo compasión, bajó la mano. 

-No me importa tu libertad matrimonial. Si no te casas con David, puedes olvidarte en este instante de mi. Realmente, no tengo una hija tan tonta. 

mí. 

Viviana no le creyó en lo absoluto. Diez minutos después, fue echada de la casa por su padre. Viviana se quedó atónita mirando fijamente la puerta cerrada de la empresa. 

-¿Papá, lo hablas en serio? 

La respuesta fue una muñeca arrojada por la ventana. Viviana estaba desconcertada Por completo. Sacó su teléfono para llamar al conductor para que la recogiera, y fue entonces cuando vio que la llamada perdida era del pequeño. 

-¿Qué habrá pasado? 

Viviana intentó devolver en es 

apagado. 

instante la llamada, pero el teléfono del niño ya estaba 


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